lunes, 24 de octubre de 2011

Peninsulares y Criollos

En la Nueva España había dos tipos de españoles: los que habían nacido en España, a los que se llamaba "peninsulares", y los que habían nacido en América, es decir, los "criollos".
Peninsulares o criollos, a todos los españoles se les llamaba coloquialmente "gachupines".

Aunque ante la ley los criollos eran considerados españoles, en la práctica no se les consideraba iguales. Desde el inicio de la colonia hubo tensiones entre criollos y peninsulares. Los segundos decían que las condiciones climáticas de América degeneraban el cerebro y mente de los europeos y por eso los criollos no eran tan capaces como ellos. Los criollos, sin embargo, insistían en que eran iguales y tan leales a la Corona como cualquier español. Obviamente, tanto criollos como peninsulares querían el control sobre las poblaciones indígenas y el acceso al poder político.



Aunque la mayoría de la nobleza novohispana era criolla y muchos de ellos se educaban en la Universidad de México y en los colegios religiosos, había límites al ascenso social de este grupo. El virrey siempre era español y los altos cargos del Ejército los tenían los españoles. Las mujeres blancas preferían a los peninsulares antes que a los criollos. La marginación que sufrieron los criollos por los españoles y su reclamo de participar de la vida oficial del lugar donde habían nacido desembocó en un sentimiento que se ha visto como el despertar del espíritu nacional.

Finalmente, aunque la mayoría de los blancos tenían más oportunidades sociales que el resto de la población, también hubo blancos pobres que llegaron a la Nueva España con la ilusión de hacerse ricos. Como muchos de ellos no lo conseguían, se dedicaban a vagabundear. A éstos, se les agrupaba con los negros, mulatos y mestizos.

Bibliografía:

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